martes, 22 de septiembre de 2009

Cíclico

Mi corazón dejo de latir en el preciso instante en el que colgó del otro lado el teléfono.
Agarre mis cosas, Salí de casa, espere el colectivo, subí, pase la tarjeta, me senté y comencé a ensayar un monologo que planeaba decirle cuando lo viera.
Observe a los demás pasajeros, unos iban serios, otros hablando entre ellos. Me pregunte cuantos sentían amor, cuantos sufrían de amor, cuantos morían de amor. Diviso la parada, le aviso al chofer, bajo, camino para su casa, no llego, no puedo, espero el bondi, subo, paso la tarjeta, me siento, ensayo nuevamente el monologo planeado, diviso la parada, le aviso al chofer, bajo, camino para mi casa, sintiendo que el corazón no ha vuelto a latir…

Pereza II

Es infinitamente extensa la lista de gente que toma el bondi por no caminar dos cuadras. Es imposible no pensar en la actitud ridícula, en lo mal gastado que estuvo ese viaje.

Soberbia

Siempre observe como los choferes disfrutan, de no levantar a los que se paran en las esquinas incorrectas. Con esa actitud soberbia, donde ellos deben castigar, no levantando, a los injuriosos pasajeros.
El otro día, venia el chofer muy serio, muy de domingo por la tarde, cuando divisa a una pasajera en una esquina incorrecta, se le dibuja una mueca de sonrisa maléfica en el rostro. Cuando la chica le emite un insulto tan elevado, que todos lo oímos. El chofer se mostro ofendido, indefenso, angustiado. Para nada soberbio, todo lo contrario, muy humano. No sé si fue la sorpresa de que una chica de aspecto dulce emitiera semejante puteada, o si estaba simplemente sensible, muy de domingo por la tarde.

Ese ratito

El bondi es ese refugio obligado entre lo que paso y lo que va a pasar, ese rato en lo que pienso citando a un querido poeta “¿y a hora que me toca?, quiero que me toque…” si yo también quiero que me toque eso. Ese rato obligado a pensar en eso que me tiene así… como que no se. Ese rato para organizarme mi vida toda. Ese rato para listar los pasos a seguir. Ese rato para solo leer. O ese rato para mirar para afuera. A veces me hace falta, otras no lo quiero.
Colaboraciones

sin titulo

El otro día me pediste que te cuente una historia de bondi, pero no se ocurrió nada, salvo darte esto, que escribí en el bondi el otro día, que escuchaba a un grupito hablar a todo volumen: “Pobre”, “Suerte”. Ecos de sonidos que simulan ser dialectos. Palabras sin sentido ni origen, sin escrúpulos, sin pelos en la lengua. Palabras huecas, gestos falsos, lamentables momentos de desdichable comisura y luego la muerte, las drogas, internet, miserables costuras de la orbe social donde crujen los sentimientos y nos tragamos las miserias, nuestras miserias…
Y es la obligación, la obligación a interactuar la que nos mantienen firmes en este camino donde la metáfora es la vida misma, desde arriba del bondi.

Llegar a la parada

Llegar a la parada y no esperar ni un minuto el bondi un viernes por la noche es motivo suficiente para que nos cambie el humor y nos haga sentir algo afortunados, aunque después resulte como resulte. Entonces me subo con mi nuevo humor y voy hacia el centro, cuando escucho una gran carcajada de unas chicas, que miraban hacia fuera desde la fila de dos asientos, sigo su mirada y veo a dos niñas golpeando sin cesar a un muchacho con unas escobas, en lo que parecía la esquina de un quiosco. Me pareció irónico que les cause tanta gracia un hecho como ese!
Sigo a bordo del bondi hacia el centro, pensando en lo hermosa que se ve la ciudad de noche, toda pintada lista para divertirse en sus diversas formas, cuando observo (en un momento que el bondi se detiene) a una familia encerrada en el de palier su edificio, encerrados por sus propios miedos, el miedo que les causaba un sujeto común y corriente que se estaba cambiando de abrigo a unos metros de ahí. Me pareció muy loco que ese nivel de paranoia se halla ido más allá del límite. Como la ciudad porta una máscara bien pintada, una máscara que cubre la soledad y la violencia, esconde los miedos y las risas, que desde acá arriba parecen ser lo mismo muchas veces.