martes, 28 de julio de 2009

EL desubicado

El la miraba fervorosamente, sus ojos encendidos de deseo se posaron sobre su figura admirando cada detalle de su estética. Ella ignoraba su mirada pesada, esa mirada que habla sin cesar pero que no se escucha.
El se impacientaba, las paradas pasaban, la gente subía y bajaba aunque el tiempo pareciera no pasar, y el solo hecho de que ella siga ignorándolo lo ponía cada vez más loco, mas frenético, hasta que él se animo y dijo:
“ Ey rabiu ”, porque no bajamos juntos y apretamos un rato he? Dale muñeca, te pago un chori pan si queres?, “vamos bajemos y apretemos un ratito” ( y así continuo hasta la bajada de ella)
Ella se sonrojo de tal manera que no pudo contestarle nada, solo quiso desaparecer de ahí en ese instante. Su incomodidad fue tal que hoy esta aquí contando su historia.

No hay comentarios: